martes, 1 de mayo de 2012

la plazoleta de Tomás Morales

¿ ó debería llamarla la poceta de los remojones ?
verán : me hago esta pregunta porque allí se ha caído mucha de la chiquillería de Las Palmas en determinados años, cuando jugábamos en las calles.
sin ir más lejos, en mi entorno más próximo conozco a dos.
pero no entiendan por eso que es un sitio peligroso, ni mucho menos.
que yo sepa, jamás pasó nada trágico.
y sigue siendo un sitio encantador en medio de la calle Tomás Morales, aunque cada vez menos umbrío.
recuerdo el olor característico que siempre tuvo por la cantidad de plantas que rodeaban el agua, y hasta incluso vivían ranas.
ese olor y esas plantas que ha ido perdiendo, ahora que nos sobra el agua... 




sus bancos eran unos cisnes blancos preciosos, que hace tiempo han sido sustituidos por otros sin ninguna característica especial. 
para que los puedan ver, he encontrado este magnífico recuerdo:



archivo fotográfico de Jaime O'Shanahan 1986
Universidad de Las Palmas de Gran Canaria
                              memoria digital de Canarias

y como no podía ser menos, en la foto una colegiala cruza el parque.
cuando estaba haciendo las fotografías actuales, me volvió a la cabeza la historia de uno de esos remojones: el de mi hermana.
aunque no lo viví directamente, recuerdo su llegada a casa.
volvíó con mi padre en el coche, y mientras él aparcaba, ella, empapada, subió a nuestro piso.


yo había llegado hacía un rato.
al oir llamar a la puerta, se adelantó a abrir mi madre, mientras yo todavía caminaba por el pasillo.
y entonces oí su exclamación asombrada: ¡¡pero... ¿es que está lloviendo ? !!
durante todo el día, aunque estaba anocheciendo, había hecho un tiempo espléndido.




cuando llegué a la altura de las dos, el ataque de risa fué inevitable.
mi hermana, totalmente mojada, pero aún con la cinta en el pelo, escurriendo aquel odioso uniforme agua por todos lados, estaba en el centro de un charco en el rellano de la escalera.
cuando intentó caminar para entrar, de sus zapatos salían chorros de agua y trozos de lodo.
pero lo mejor fué cuando mi madre la metió en la bañera.
al desabrochar su blusa, cayó una espacie de torta de fango enorme, como un peto, y entonces ya rompimos a reir las tres, mientras terminaba de bañarla y llegaba mi padre con un montón de trapos sucios de secar los asientos.
con el tiempo, también otra amiga me contó su peripecia intentando coger ranas.
en fin, los sitios guardan mil y una historias de las personas que vamos pasando por allí. y este es uno de ellos.
por cierto, la plazoleta está dedicada al poeta Tomás Morales.
nació en esta isla, en Moya.
si quieres saber algo más,



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