era en ellos donde se desarrollaba la vida, con gente entrando y saliendo ó sentada cosiendo, barriendo, leyendo, regando plantas, niños jugando, tertulias a la caída de la tarde, rayos de sol y mecedoras, ruido de agua y de ramas movidas por el aire, charcos de lluvia y un sinfín de olores y colores.
el patio de las casas canarias era un trocito de espacio libre por donde nos llegaba el aire, la luz y la inmensa delicia de poder ver el sol, la luna y las estrellas sin tener que salir a la calle.
un regalo y una forma de entender la vida, que hemos perdido como tantas otras cosas que dejamos atrás sin obtener ninguna compensación a cambio.
este que ves, que hemos conseguido mantener, es una de esas joyas.
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