CUANDO EL KARMA NO PERDONA
Mi isla llora.
Y se asfixia.
Y se revuelve.
Y las llamas progresan sin control durante un tiempo que parece infinito.
Y se sigue luchando contra el fuego.
Y cruzan el cielo los aviones, nuevos dioses de la lluvia salada.
Y nadie recuerda a las cabras que murieron solo por el hecho de querer ser libres.
Nadie valora que hubieran evitado, probablemente, tanta desgracia.
Opiniones autorizadas, en su día, que lamentablemente se desoyeron :
https://www.elpaiscanario.com/sobre-la-matanza-de-cabras-en-gran-canaria/
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