adiós, anselmo, amigo mío

para tí, que te has ido llevándote un poco de la alegria que nos repartistes siempre a tod@s a raudales.

nos dejas llenos de recuerdos felices, pero con un enorme vacío.

no tendré oportunidad de compartir nunca más contigo las risas que siempre conseguías con tus inteligentes comentarios ni oirte contar de forma tan bonita, divertida y humana las historias de la vida.

pierdo  a mi amigo y compañero de fatigas (aunque no tantas, creo, por suerte para los dos) desde la facultad en los años de juventud.

nos veo tan cerca y ya tan lejos todo de repente.   
nervios, risas y situaciones a lo largo de unos años. aquella "pecera".
la luz de Granada. nuestra alegría viviendo y aprendiendo lo que era la Universidad.
por las vueltas de la vida, volvimos a compartir más cosas al cabo de poco tiempo:

mucha gente amiga, la misma especialidad, el sitio de trabajo unos años, el  de vacaciones, congresos....

echaré de menos a nivel profesional tus agudas y brillantes intervenciones en nuestras reuniones, disfrutando cuando a veces asumías el papel de "abogado del diablo" que hacía surgir interesantes debates.

la generosidad con tu tiempo, trabajando en nuestra asociación.

tu cariño incondicional a l@s amig@s y a nuestra profesión. 

tu elegancia hasta para irte, despidiéndote sin un mal gesto, siempre capaz de hacernos ver a l@s demás el lado risueño aún en tus peores momentos. 

el viento de Arinaga te arrulla con suavidad, mi niño, y te acuna ya para la eternidad en sus recuerdos.

y en los míos estarás siempre.

ó como quizás tu me habrías contestado socarronamente, mientras no llegue el señor Alzheimer.

un abrazo enorme, amigo y compañero de camino.