Llevo tiempo dándoles vueltas en mi cabeza a escribir esta nota y a los tiempos de nuestra amistad.
Y pienso que la tengo que hacer.
Darte las gracias así, con un gran abrazo a tu ausencia y a tu recuerdo luminoso.
Nos veo celebrando los "finaos" de pequeñas, cargadas de comida por los andurriales en la tarde quieta de noviembre.
Nos veo celebrando los "finaos" de pequeñas, cargadas de comida por los andurriales en la tarde quieta de noviembre.
Me llevas a los baños tempranos en la playa en los veranos que compartimos, a esas mañanas llenas de un sol suave que empezaba a aparecer, a nuestros cuerpos jóvenes disfrutando con el agua en aquella frescura y tranquilidad.
Al sonido de nuestras risas cuando aparecían también a bañarse aquellas mujeres mayores con una especie de camisón que se inflaba al meterse en el agua. ¿te acuerdas?
A los paseos después de bañarnos con el olor de mar, viendo el despertar de la actividad de las gentes.
A los paseos después de bañarnos con el olor de mar, viendo el despertar de la actividad de las gentes.
Y a las tardes calurosas en la parte alta de tu casa, cuando hablábamos, estudiabamos y sobre todo reíamos en esa edad donde estábamos descubriendo todo.......
Veo ahora tu generosidad con tu espacio, con tu tiempo y con todas las personas que te rodeabamos.
Siguió su curso la vida, hicimos curiosamente un camino común pero en sitios distintos, para confluir otra vez en nuestros sitios comunes, aunque nunca ya de la misma forma.
Nos vimos más esporádicamente cada vez, y luego........
la noticia de tu muerte.
Amiga, respeto tu elección.
Pero quedará para mí un poso de pena.
Quizás no supe recordarte que estaba aquí para todo si me necesitabas, ó simplemente no puedo entender que se te acabara la alegría de vivir que representabas para mí.
Te querré siempre.
Te querré siempre.
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